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Introducción

Este breve curso sobre contención psicosocial y herramientas de acompañamiento está diseñado para que personas con formación en gestión cultural y artística desarrollen perspectivas y habilidades necesarias para trabajar adecuadamente con poblaciones en situación de vulnerabilidad de derechos. El curso está estructurado en tres módulos, en los cuales se abordarán temas de ética profesional, de comunicación, y de contención que te permitirán prevenir la revictimización o vulneración de los derechos de las personas con quienes desarrolles procesos artísticos, a la vez que fortalecerán el potencial de prevención y resignificación que dichos procesos pueden tener en las vidas de las participantes.

CONTENIDOS

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JOSÉ HERNÁNDEZ
Psicólogo clínico con maestría en terapias contextuales. Posee experiencia en la prevención e intervención psicoterapéutica con víctimas y sobrevivientes de violencia, y en servicios para niños, niñas y adolescentes en situación de protección especial. Desarrolló y aplicó, como investigación de maestría, un protocolo de intervención psicoterapéutica para prevenir la reincidencia con hombres que han ejercido violencia en contra de sus parejas. Ha cooperado en la investigación y estandarización de herramientas de estimación de niveles de inteligencia y habilidades de lenguaje premórbidos para pacientes con afecciones neurológicas.

SESIÓN 1:

ENCUADRE Y ÉTICA PROFESIONAL

Uno de los aspectos centrales cuando se trabaja con mujeres en situación de movilidad o sobrevivientes de VBG, es tener un conocimiento básico sobre DDHH, enfoque de género, enfoque intergeneracional y enfoque intercultural, y llevar todos estos valores y principios a la práctica. En este módulo cubriremos las bases de estos enfoques, así como dos herramientas claves para ayudarte a evitar que el trabajo con estas poblaciones las revictimice o les genere malestar en el largo plazo, y que, por el contrario, te permitan generar un ambiente controlado y empático en el que el trabajo artístico y las relaciones humanas puedan funcionar como un motor positivo en la vida de las participantes.

Trabajar con poblaciones en situación de vulnerabilidad es un proceso delicado. Hacerlo correctamente requiere de conocimientos teóricos y prácticos que maximicen la probabilidad de que el trabajo aporte bienestar a largo plazo para las personas con quienes se trabaje, y que minimicen (e idealmente anulen) la probabilidad de que el trabajo conjunto genere revictimización o malestar a largo plazo.

En este módulo aprenderás a:

  • Evitar la vulneración de derechos de poblaciones en situación de vulnerabilidad con quienes trabajas en un proyecto artístico.
  • Evitar conductas perjudiciales al largo plazo para el bienestar de las mujeres migrantes y/o sobrevivientes de VBG con quienes trabajas.
  • Implementar componentes necesarios para la protección y prevención de la revictimización dentro del trabajo colaborativo con mujeres migrantes y/o sobrevivientes de VBG.

Los derechos son facultades que tenemos todos los seres humanos y que son reconocidas por la Constitución de nuestro país y por numerosos tratados internacionales a los cuales nuestro país suscribe. Estas facultades son reconocibles y exigibles por cualquier persona, ya sea de forma individual o colectiva, y es uno de los deberes centrales del Estado garantizar el goce de los derechos de la población. El enfoque de derechos es, por lo tanto, una cierta manera de ver, entender y concebir los procesos y las relaciones sociales que ocurren en nuestro alrededor día a día. Esta manera de ver el mundo tiene la particularidad de reconocer una dignidad intrínseca en todos los seres humanos y buscar resguardarla, protegerla y, en caso de que ésta se vea vulnerada, restituirla tan rápida y completamente como sea posible.

Para trabajar adecuadamente con poblaciones en situación de vulnerabilidad, tú, que vas a dirigir este trabajo, debes adoptar o fortalecer el enfoque de derechos desde el cual operas. “Un enfoque basado en los derechos humanos permite determinar quiénes tienen derechos (titulares de derechos) y qué libertades y derechos tienen estos en virtud de las normas internacionales de derechos humanos, así como las obligaciones de los responsables de garantizar que los titulares de derechos disfruten de sus derechos (responsables de dar cumplimiento a sus obligaciones)” (ONU, s/f). Este enfoque, por lo tanto, permite generar empoderamiento entre los titulares de derechos para que exijan sus derechos, a la vez que permite generar herramientas de veeduría y supervisión hacia los garantes de derechos para dar cumplimiento a sus obligaciones.

Asimismo, es el enfoque de derechos el que permite definir a las personas con las que vas a trabajar como “en situación de vulnerabilidad”, pues son personas cuyos derechos han sido vulnerados en el pasado, o que se encuentran en mayor probabilidad de recibir vulneraciones de derechos en comparación a la persona promedio. Trabajar desde el enfoque de derechos te va a dotar de los conocimientos necesarios para evitar ser un eslabón más en la cadena de vulneraciones que estas poblaciones reciben. Al entender cuáles son los derechos de estas poblaciones, cómo prevenir su vulneración, y cómo actuar con ellas, podrás estar mejor equipada para actuar de formas que no atenten contra ninguno de los derechos de estas personas. Finalmente, el enfoque de derechos te va a permitir ser una fuente de información, de empoderamiento y de transformación importante para las mujeres con quienes trabajes. Este enfoque permite a las personas reconocer su valor y dignidad, y ejercerlos en las acciones de su cotidiano vivir.

Para hacer que el enfoque de derechos se vuelva una realidad concreta y palpable en tu trabajo con poblaciones en situación de vulnerabilidad, es imperativo adoptar y seguir una ética profesional. La ética profesional es un conjunto de valores y normas de conducta que te van a permitir dirigir tus acciones en todas las situaciones y ámbitos de tu trabajo de manera que lo realices en cumplimiento de los derechos de todas las personas con quienes trabajas, y en cumplimiento de tus propios derechos. Para desarrollar una buena ética profesional, deberás adoptar los siguientes enfoques, los cuales se encuentran todos comprendidos dentro del gran paraguas del enfoque basado en los derechos humanos:

  1. Enfoque de igualdad para la movilidad humana: Este enfoque está destinado a evitar la discriminación y otras vulneraciones de derechos hacia personas que se encuentran en situación de movilidad humana. El enfoque se encuentra respaldado, en nuestro país, por el principio de ciudadanía universal, lo cual implica que ningún ser humano es “ilegal”, independientemente de su estatus migratorio, y que los derechos de todos los seres humanos deben ser respetados y garantizados en cualquier territorio en el que se encuentren. De esta forma, las personas no ecuatorianas que se encuentran en el territorio nacional gozan de todos los derechos y deberes garantizados por la normativa nacional e internacional, y todos los niveles del gobierno están obligados a incorporar el enfoque de movilidad humana en sus políticas, planes, programas, proyectos y servicios.
  1. Enfoque de género: Es una herramienta teórico-metodológica desarrollada para analizar los significados, prácticas, símbolos, representaciones, normas, y diferencias que las sociedades establecen a partir de varias formas de categorizar y clasificar a las personas y/o sus cuerpos. Entre estas formas de categorizar se encuentran las diferencias biológicas entre los sexos, las diferencias del rol que se le asigna a mujeres, hombres y disidencias de género, las diferencias de orientación sexual, y las diferencias de identidad y expresión del género. Este enfoque, por lo tanto, permite ver que nos desenvolvemos dentro de una matriz heterosexual y patriarcal, en la que el hombre cisgénero heterosexual es usualmente tomado como la norma o el referente, y tiene la mayor cantidad de privilegios en comparación con el resto de las categorías. Esta herramienta será crucial para llevar una ética profesional adecuada con las mujeres migrantes y víctimas de VBG, ya que permite visibilizar las relaciones de poder que existen, y han existido a lo largo de la historia, y que han colocado a las mujeres en una posición de desigualdad y desventaja frente a los hombres, siendo la VBG una de las consecuencias más notorias de esta desigualdad.
  1. Enfoque intergeneracional: Este enfoque está orientado al reconocimiento de la coexistencia de diferentes grupos etarios. En el presente proyecto, este enfoque implica incorporar atención y prácticas que se adecúen al grupo etario al que pertenecen las participantes pues las adultas jóvenes, adultas y adultas mayores podrían requerir diferentes tipos de atención y acompañamiento en la creación o la performática artística y en la contención psicosocial.
  1. Enfoque intercultural: El enfoque intercultural está orientado al reconocimiento de la coexistencia de diversidades culturales en las sociedades actuales, las cuales deben convivir con una base de respeto hacia sus diferentes cosmovisiones, derechos humanos y derechos como pueblos. Este enfoque se hace particularmente importante en este proyecto debido a que trabajar con poblaciones migrantes implica adoptar una postura de respeto, apertura y aprendizaje de otras culturas en toda su complejidad: historia, lenguaje, cosmovisión, valores, maneras de relacionarse, .

A continuación, veremos dos formas de traer la ética profesional al plano concreto de las relaciones que vas a construir con las mujeres con quienes vas a trabajar en el proyecto artístico. Pese a que estas herramientas son extremadamente útiles para poner en marcha la ética, es importante que recuerdes que la ética no empieza ni termina con estas herramientas. Es parte de tu trabajo realizar una observación recurrente sobre la forma en la que te desenvuelves con las mujeres con quienes trabajas para asegurarte que estás construyendo desde los enfoques de derechos, de género, intergeneracional, y de interculturalidad.

El Consentimiento Informado es un documento que se firma entre una persona que ofrece un servicio y una persona que lo recibe. El objetivo del documento es explicar de manera clara y detallada las “reglas del juego” acerca del servicio que se va a dar, y asegurar que la persona que se involucra en el proceso está de acuerdo con las condiciones.

En tu caso particular, estarás trabajando durante varias semanas con un grupo de mujeres migrantes y sobrevivientes de VBG en la producción de alguna forma de arte que tenga relación con la resignificación del proceso migratorio y la prevención frente a la violencia de género. Por lo tanto, será necesario que el consentimiento que firmes con cada una de ellas tenga información detallada sobre los siguientes puntos:

  • Derechos de las participantes: aquí puedes hablar acerca de la libertad de participación de cada mujer en este proceso y su ingreso en el proyecto artístico de forma libre y voluntaria. Puedes abordar la libertad de expresión en un espacio seguro y de respeto, la construcción artística y participativa en la que desarrollará la propuesta y, de suscitarse algún imprevisto, los pasos a seguir para acompañar la finalización de su participación
  • Deberes de las participantes: en este apartado puedes establecer una estructura a la cual se deben comprometer las mujeres que participen en el proyecto. Puedes abordar temas como el compromiso con los horarios fijados, los atrasos, las ausencias, el contacto telefónico y por otros medios de comunicación, normas de conducta y confidencialidad entre participantes y contigo como artista gestora del proyecto, y posibles consecuencias en caso de no respetar una regla.
  • Derechos de la artista gestora/colectivo: aquí puedes establecer la estructura que consideres adecuada para que tú puedas llevar a cabo tu proyecto artístico con las participantes que se sumen, y describir de forma clara cómo trabajas tus procesos artísticos. Puedes abordar también las formas en las que llevas el registro del avance del proyecto. Por ejemplo, explicar si vas a fotografiar, grabar, si quieres compartir algo del proyecto en tus redes, etc. Es importante que no asumas que las participantes te han dado su consentimiento para tener registros fotográficos, de audio, o de video de ellas. Esto debe estar especificado por escrito.
  • Deberes de la artista gestora/colectivo: en este apartado se debe abordar un tema de importancia clave que deberás establecer de forma muy clara y detallada: la confidencialidad. Debes establecer un límite claro entre la obra artística y lo que será compartido para la creación artística. Para esto, debes explicar a las participantes qué material, de todo lo que se discuta, converse, fotografíe, grabe, etc. en las reuniones, repasos o sesiones de producción artística, será material para compartir o exponer, y qué información deberá permanecer confidencial entre las personas que participen. De la mano de este tema se deben establecer límites de la confidencialidad. Deberás establecer de forma clara, si consideras que puede ser necesario, qué tipo de información o situación será motivo para romper la confidencialidad de una participante y acudir a personas, instituciones u organismos externos que brinden servicios especializados que te permitan garantizar el bienestar de una participante, del grupo, de ti misma, o el buen desarrollo del proyecto.

La mejor manera de asegurarte que las participantes han entendido todo el consentimiento informado es leyéndolo tú misma en voz alta, y luego dando un espacio para dudas, consultas y preguntas.

A continuación comparto un documento descargable con los temas centrales de los apartados mencionados, y que puedes usar como plantilla para redactar y construir tu propio consentimiento informado. Siéntete libre de borrar, añadir o editar según consideres necesario.

EJEMPLO DE CONSENTIMIENTO INFORMADO

Los acuerdos de convivencia son un documento que se crea de manera conjunta entre todas las participantes en la primera sesión en la que se reúnen para trabajar en el proyecto artístico.

La gran diferencia entre este documento y el consentimiento informado, que ya debe estar firmado por todas las participantes antes de su primer encuentro grupal, es que el consentimiento es un documento más formal y detallado, mientras que los acuerdos de convivencia son una primera actividad grupal de creación conjunta. Antes incluso de crear arte, vamos a crear unas condiciones y un contexto de buenas relaciones para poder crear arte y que la experiencia sea enriquecedora.

En este ejercicio, tú como artista o gestora cultural, deberás intentar promover un clima de compañerismo, participación e informalidad en la co-creación de los acuerdos. Es la ocasión perfecta (si no lo has puesto ya en el consentimiento informado) para generar ideas en torno a la forma de tratarse unas a otras, posibles consecuencias de llegar tarde o faltar a una regla, y maneras de comportarse y no comportarse cuando alguien esté compartiendo historias o emociones íntimas y delicadas. La idea es que el ambiente general de la creación de los acuerdos sea abierto, ligero e incluso agradable y jovial. Sin embargo, recuerda que esta es una herramienta de encuadre, lo que significa que lo que se acuerde entre todas, después deberá ser aplicado y cumplido.

  1. Consigue varios papelotes y algunos colores.
  2. Dale a cada participante un color y pídeles que vayan poniendo en el primer papelote ideas de acuerdos necesarios para que el proyecto artístico y su realización sean una experiencia lo mejor posible para todas.
  3. Una vez que todas compartieron sus ideas, es hora de negociar y acordar. No necesariamente todo lo anotado debe quedar como acuerdo. Hay como ir eliminando lo que no aporte mucho a la convivencia.
  4. También es recomendable que negocien y acuerden consecuencias. ¿Qué pasará con la compañera que se ausente, se atrase, o falte al respeto a otra compañera? Puede ser muy útil poner eso también por escrito, pero se recomienda, por consideración con personas que pueden estar en situación de precarización, que las consecuencias no impliquen gastos monetarios (p.ej. “invitar las colas al final de la sesión”). Es preferible que las consecuencias impliquen actividades no monetarias que fomenten el buen ánimo, rompan el hielo, reparen la falta o reconstruyan la relación que se fisuró (p. ej. “la compañera que llega tarde debe proponer y dirigir un juego para el final de la sesión” o “la compañera que lastime a otra con sus palabras deberá ofrecer disculpas frente al grupo”). De esta manera, la consecuencia está haciendo que el acuerdo vuelva a ser cumplido.
  5. Finalmente, cuando ya se tengan todos los acuerdos claros, y las consecuencias también, es hora de pasar a limpio: en un segundo papelote, escribir los acuerdos finales y, por separado, las consecuencias aprobadas.
  6. Todas las presentes deben firmar los acuerdos, o poner su huella, o poner su mano con pintura (o cualquier manera creativa que tú consideres adecuada para plasmar su aprobación) a manera de compromiso. Ese papelote puede ser colgado en la sala de ensayo o producción artística para recordar lo que todas acordaron para el grupo.

Es sumamente importante que estos acuerdos no queden en el olvido, y que, si un acuerdo se rompe, la consecuencia sí se aplique. Esta es una manera en la que modelamos conductas de reparación especialmente al trabajar con sobrevivientes de VBG: las personas que causan una falta deben ser responsabilizadas por sus actos y realizar reparaciones, y este gesto tiene que estar encaminado más hacia el buen vivir del grupo que hacia el castigo de la persona que faltó al acuerdo.

Estas acciones seguramente ya figurarán en tu Consentimiento Informado o en los Acuerdos de Convivencia que construyas con las participantes, sin embargo, no está de más recalcar que es imperativo que figuren en algún lugar, con el fin de garantizar que no se revictimizará a ninguna participante durante la realización del proyecto.

Violencia: Esta es la acción más importante de evitar durante la realización del proyecto. La violencia física, psicológica y sexual en contra de las participantes y entre ellas será evitada a toda costa por todos los medios necesarios. Es importante tomar en cuenta que la violencia psicológica puede ser particularmente sutil, por lo tanto, te invito a que te tomes un momento para leer su definición y considerar todas las formas que puede tomar en el seno de tu proyecto, para que puedas prevenirla y, en caso de que ocurra, reconocerla e interrumpirla:

“perjuicio en la salud mental por actos de perturbación, amenaza, manipulación, chantaje, humillación, aislamiento, vigilancia, hostigamiento o control de creencias, decisiones o acciones”.

Paternalismo: asumir una postura de superioridad moral. Ante una discrepancia o diferencia de opiniones con una persona con quien trabajas, asumir una postura del tipo “yo sé lo que es mejor para ti más que tú misma” refuerza una postura de victimización y reduce la capacidad de agencia de una sobreviviente de VBG y/o migrante.

Extractivismo: término derivado de prácticas de extracción de productos naturales sin cuidado del “cómo”. De la misma manera que ciertas corporaciones extraen petróleo, metales, madera, etc. de la tierra y luego se marchan sin importarles mucho el estado en el que queda el territorio en el que estuvieron trabajando ni la gente que se vio afectada, un proyecto artístico también puede llegar a ser extractivista con las personas con quienes trabaja. Esto consistiría en hacer uso de las experiencias, vivencias, historias, ideas, palabras, cuerpos de personas para generar un producto artístico, sin que importe el posible sufrimiento o las consecuencias negativas que esto podría tener en el cuerpo o salud mental de estas personas, sin que estas personas den su consentimiento para compartir su información, y/o sin que exista a cambio una justa retribución material o inmaterial a dichas personas.

Es tu deber asegurarte que tu proyecto no caiga en el extractivismo.

SESIÓN 2:

HABILIDADES DE ACOMPAÑAMIENTO

Acompañar los procesos artísticos de mujeres en situación de movilidad y sobrevivientes de VBG, requiere de ciertas habilidades prácticas de auto observación y comunicación, que te permitirán saber qué decir y qué no decir en distintos contextos y situaciones. En este módulo cubriremos las habilidades básicas de observación y regulación propia, que deberás desarrollar para ser consciente en cada momento de lo que estás comunicando de forma no verbal, y las habilidades básicas de la comunicación de acompañamiento. Estas habilidades te ayudarán a acompañar procesos emocionales profundos y movilizadores, y a ser una presencia genuina, empática y proactiva en la vida de las participantes con quienes vas a realizar la obra o el proceso artístico.

El arte es un poderoso vehículo del afecto. Las emociones se activan y se movilizan con solo presenciar arte. Lo hacen en mayor grado cuando creamos arte. Lo hacen más todavía al crear arte con el objetivo de empoderar y resignificar situaciones complejas de vulnerabilidad, dolor y sufrimiento. Para poder acompañar a mujeres migrantes y víctimas de VBG en su proceso de creación artística, es importante saber que el proceso será afectivamente intenso y complejo, y es igualmente importante contar con herramientas que te permitan acompañar de manera empática y confiable el  dolor ajeno.

En este módulo aprenderás a:

  • Asumir una actitud receptiva y clara para acompañar a una persona que se encuentra atravesando un proceso emocional fuerte.
  • Comunicarte de manera asertiva y empática con una persona que se encuentra atravesando un proceso emocional fuerte y/o un proceso de vulneración de derechos.
  • Identificar cuando el proceso de una persona requiere de un servicio especializado, y saber referir a la persona al servicio.

Ayudar o acompañar efectivamente a una persona que está sufriendo requiere el desarrollo de ciertas habilidades internas y externas de la persona acompañante. Sin embargo, antes de aprender estas técnicas, es importante partir de una verdad fundamental para poder acompañar a alguien que sufre: el dolor y el sufrimiento son naturales, nos ocurren a todos, nos van a seguir ocurriendo muchísimas veces a lo largo de toda la vida, y no tienen nada intrínsecamente negativo. Por lo tanto, es importante que mientras estudias este módulo tengas esto en mente: el dolor no es el enemigo. Es una experiencia humana más entre tantas que existen. Por lo tanto, ninguna de las técnicas que vas a aprender aquí tienen el objetivo de “liberar” a la persona de su dolor o “solucionarle” la situación dolorosa. Estas técnicas, por el contrario, te van a ayudar a ser una persona más receptiva, empática y abierta hacia el dolor de las demás y a acompañar de esta manera el proceso artístico.

La auto observación es la capacidad que tiene una persona de ser consciente y de prestar atención a sus propios estados internos (pensamientos, recuerdos, emociones, sentimientos, sensaciones corporales), así como a sus estados externos (acciones motoras, lenguaje corporal, expresión facial, tono de voz, velocidad de habla). Esta es una de las primeras herramientas que deberás desarrollar para poder acompañar a las mujeres con las que vas a trabajar en el proyecto artístico, en caso de que ocurriese un evento importante de descompensación emocional o una interacción entre dos o más personas que puede resultar perjudicial para alguna de ellas o para el proyecto en sí. La auto observación es fundamental debido a que existen estados internos y externos que fomentan la comunicación abierta, transparente y compasiva, y otros estados internos y externos que fomentan todo lo contrario: el quiebre o bloqueo de la comunicación y/o la imposición de una postura sobre otra.

La mayor parte de la comunicación entre dos personas acerca de sus estados internos ocurre por medios no verbales. Por lo tanto, aunque no estés necesariamente hablando con las personas que te rodean en un momento cualquiera, siempre estás comunicándote con ellas. En tal sentido, cada vez que te reúnas con las mujeres participantes del proyecto artístico estarás constantemente comunicando con ellas de formas no verbales, desde el inicio hasta el final del encuentro. Es sumamente importante que estés consciente de lo que estás comunicando, y que los mensajes no verbales y verbales que emitas sean intencionales y elegidos (en lugar de impulsivos y automáticos). Esto es particularmente importante si estás acompañando a una persona que está teniendo un momento de sufrimiento, aquí y ahora. Por lo tanto, te invito a que practiques desarrollar tu auto observación con el siguiente ejercicio.

Práctica: En momentos del día a día en los que interactúes de manera natural con otras personas (ya sea en el hogar, trabajo, tienda, etc.), detente un momento y observa tu propia postura corporal, movimientos, gesticulación, tensión muscular, expresión facial, tono de voz y estados internos. Sé consciente de lo que estás comunicando a las demás personas de manera no verbal, y verifica que esto sea lo que quieres comunicar. Si te percatas que no es así, realiza los ajustes necesarios, cambia tu postura, tu expresión, tus movimientos, tono de voz, etc.

En segundo lugar, la auto regulación, es la capacidad que tenemos de manejar nuestra propia conducta y nuestros propios estados internos. Al desarrollar la capacidad de auto observación antes mencionada, es probable que te percates que hay momentos en los que tu estado interno y tu lenguaje no-verbal externo no son los ideales para la situación en la que te encuentras. Tener una comunicación valiosa con alguien que está sufriendo implica desarrollar tu capacidad de:

  • Asumir una postura corporal que comunique apertura, receptividad, horizontalidad y aceptación: mira directamente a la otra persona, mantén una postura relajada y abierta (no cruzar brazos ni piernas), respira de forma relajada y estable.
  • Manejar tu propia ansiedad, preocupación, o posible desagrado por el sufrimiento ajeno o por la historia que estás escuchando. Recuerda que no se trata de ti en este momento, sino de la otra persona, y que no es tu responsabilidad resolver su dificultad o, peor, “eliminar” su dolor.

La capacidad de desarrollar una buena auto observación y auto regulación nos va a llevar a la siguiente herramienta que debemos emplear en un momento de comunicación delicado con una persona que atraviesa un proceso difícil: la escucha activa. Esta es una habilidad utilizada con mucha frecuencia por profesionales de todo tipo, más comúnmente por profesionales de la salud. Consiste, como su nombre lo indica, en escuchar a la persona que nos habla de manera intencionada y con nuestra completa atención puesta en su lenguaje verbal y no verbal.

La escucha activa es diferente a la escucha pasiva, que es la escucha normal que usamos en nuestras conversaciones del día a día, de varias maneras. En primer lugar, la escucha activa implica mantener una intención de escuchar a la otra persona, mientras que la escucha pasiva no es intencionada, sino que ocurre por el simple hecho de que alguien está hablando cerca de ti y tú tienes la capacidad de oír. En segundo lugar, la escucha activa implica hacer un esfuerzo consciente por limitar el diálogo interno sobre qué decir a continuación u otros pensamientos que circulen tu mente sobre lo que te está diciendo la otra persona. La situación interna ideal es de silencio y apertura. En tercer lugar, la escucha activa implica que cuando tu auto observación o tu mente rompen el silencio interno y te llaman la atención sobre aspectos propios (como tu postura corporal, o emociones y pensamientos que ocurren debido a lo que la otra persona te está diciendo), debes ser capaz de dirigir la atención de regreso a la otra persona de manera sutil y rápida, sin perder el enfoque en lo que te está compartiendo.

Práctica: Desarrollar la escucha activa no es fácil, es una habilidad que requiere de mucha práctica. Afortunadamente, es una habilidad que se puede practicar todos los días. Practica esta habilidad en cada momento que estés conversando con alguien:

  • Haz un esfuerzo por mantener toda tu atención en su lenguaje verbal y corporal. Escucha y observa todos los detalles que puedas.
  • Limita tus pensamientos internos acerca de qué responder. Intenta dejar que la persona termine de hablar y deja que pasen algunos segundos de silencio antes de pensar en tu respuesta y decirla en voz alta.
  • Aprende a estar cómoda con el silencio. Si la otra persona se pone incómoda, aprovecha para aprender a estar cómoda frente a la inquietud o dolor de otra persona.
  • Si notas que tu atención se va a otro lado, dirígela tan pronto como puedas de vuelta hacia la persona que te está hablando. Si ves que perdiste el hilo de su historia, interrúmpela amablemente y pídele que te repita lo que no escuchaste.
  • A medida que avances en esta técnica, integra todas estas habilidades en un estilo de comunicación cada vez más natural y genuino.
  1. El reflejo

El reflejo es la base de una respuesta efectiva ante una persona que está en medio de un proceso interno doloroso o difícil. Así como un espejo devuelve a la persona el reflejo de su imagen, en comunicación el reflejo es devolver a la persona lo que ella misma ha dicho. Aunque parezca simple o poco útil, el reflejo es una verbalización fundamental de acompañamiento porque le permite saber a la persona que nos habla que estamos escuchando muy cuidadosamente y que estamos entendiendo al detalle todo lo que nos comenta.

Evidentemente, no vamos a utilizar las palabras exactas que esta persona nos dijo como si fuésemos una grabadora. El reflejo implica decirle a la persona lo mismo que nos ha dicho, pero usando algunas de sus palabras y otras palabras ligeramente distintas.

Algunos de los elementos más importantes para reflejar suelen ser:

  • Las emociones: “Te sientes abrumada por esta situación”, “Puedo ver que estás extremadamente enojada”
  • Las situaciones: “Tus hijos están teniendo problemas para integrarse en la escuela”
  • Las acciones: “… entonces hablaste con la profesora de tu hijo”

Cuando integramos en una misma oración los tres tipos de reflejos, estamos parafraseando el discurso de la persona que nos habla. La paráfrasis efectiva toca la importancia de los aspectos claves del discurso y los enlaza en una frase coherente y reflexiva: “Te sentiste aliviada (emoción) cuando tu hijo pasó todas las materias (situación) así que usaste el dinero que tenías para comprarle una golosina (acción)”.

Así como un espejo no puede devolver una imagen que no está en frente de él, una comunicadora hábil no puede reflejar algo que no le han dicho. En otras palabras, el reflejo tiene que buscar mantenerse en lo que la persona está diciendo, y no busca ir más allá. Asumir algo que la persona no ha dicho implica uno de los errores claves de la comunicación (que veremos más adelante).

Juego de roles – José refleja la narrativa de un participante.

 

2. La pregunta

Antes de abordar la utilidad y técnica de la pregunta, es importante hacer una afirmación que muchos comunicadores ignoran: en la mayoría de ocasiones, suele ser más importante responder con reflejos adecuados sobre lo que ya se ha dicho, que enfocar la conversación en lo que todavía no se dice. Las preguntas deben estar reservadas para un uso intencionado y dirigido por objetivos que no pueden conseguirse con reflejos.

Las preguntas que vas a realizar con una persona en medio de un proceso emocional pronunciado no pueden dirigir (o peor, anular) el curso de la emoción. Recuerda: tu trabajo aquí es acompañar, no liderar. Por este mismo motivo, es recomendable hacer uso de preguntas abiertas mucho más que preguntas cerradas. Las preguntas abiertas permiten que la persona responda elaborando sus ideas con sus propias palabras, mientras que las preguntas cerradas restringen las respuestas a “sí” o “no”. Por ejemplo, en lugar de preguntar “¿te gustaría poner una denuncia?” puedes preguntar “¿qué quisieras hacer al respecto de esta vulneración a tus derechos?”, en lugar de preguntar “¿te sientes mal?” puedes preguntar “¿cómo te sientes?”.

Las preguntas adecuadas durante un acompañamiento son las que haces porque cumplen uno de los siguientes objetivos:

  • Te ayudan a entender lo que la persona está queriendo decir: si en ocasiones no comprendes lo que una persona está explicando, está bien aclarar las dudas para asegurarte que entiendes la situación claramente. Por ejemplo: “¿A qué te refieres cuando me dices que tu madre ya no está contigo?”.
  • Ayudan a la persona a expresar sentimientos, situaciones internas, u objetivos importantes: en ocasiones, un proceso emocional pronunciado lleva a las personas a enfrascarse en sus dificultades, o a enfocarse en aspectos abstractos o lejanos, y la separan del momento presente. En estas ocasiones, las preguntas dirigidas al aquí y ahora suelen ser muy útiles: “¿qué estás sintiendo en este instante?”, “¿qué necesitas?”.
  • Promueven que la persona desarrolle planes de acción que le lleven a un cambio positivo: “con todo esto que me has contado, ¿cómo te gustaría actuar?”, “¿qué quisieras hacer al respecto de esto?”.

Recuerda: como tu trabajo es acompañar, y no liderar, las preguntas nunca deberían ir dirigidas por el objetivo de resolver la situación dolorosa que la persona está atravesando. Las preguntas siempre van dirigidas a acompañar a la persona de la mejor manera (con entendimiento y empatía) mientras siente su malestar y encuentra sus propias maneras de enfrentar esta situación.

Juego de roles – José utiliza preguntas abiertas para pedir información a una participante.

 

3.  La información

Existen ocasiones muy puntuales en las cuales una buena forma de acompañar el dolor de otra persona es brindándole información valiosa que le va a servir para cumplir un objetivo, necesidad o curso de acción que ella misma se ha planteado, o que le puede servir para entender mejor su propia situación. Antes de brindar información a una persona que está atravesando un proceso doloroso, es sumamente importante que tú, como acompañante, hayas realizado todos los pasos anteriores adecuadamente (auto observación, auto regulación, escucha activa, reflejo y pregunta) para asegurarte que entiendes muy bien a la persona que acompañas, y tengas un alto nivel de confianza en que la información que vas a compartir es importante o valiosa para ella, y ella parece no conocer esta información todavía. Finalmente, aunque pueda parecer obvio, es importante recalcar que cuando das información a una persona en situación de vulnerabilidad, debes asegurarte de que la información que estás compartiendo es verdadera, actualizada, y útil. Si no tienes la información completa, o no estás segura sobre su veracidad, es mejor mantener el silencio en lugar de ofrecer algo inexistente o equivocado.

La información que se puede compartir puede ser sobre temas como derechos (p. ej. “tu hijo tiene el derecho de recibir una pensión alimenticia de su padre”), sobre recursos (p. ej. “existe una fundación que ofrece acogimiento de emergencia para estos casos, si te interesa, te puedo compartir el contacto”), o sobre situaciones diversas (p. ej. “la forma en la que tu pareja te está tratando constituye violencia, y está en el Código Penal”, “la policía no tiene la función de mediar o conciliar situaciones de violencia, si lo hacen quiere decir que están faltando a su deber, y eso es algo que se puede denunciar”).

Vale la pena recalcar que brindar información es la forma de acompañamiento que menos frecuente debe ser, y debe estar reservada para casos muy específicos donde todas las condiciones ya mencionadas se cumplan.

Práctica: Para practicar el reflejo, la pregunta y la información, necesitas hacerlo mediante un juego de roles o teatro, en pareja. Una persona de tu confianza (de preferencia alguien de tu equipo de trabajo) deberá asumir el rol de “persona acompañada” y tú deberás asumir el rol de “persona acompañante”. La persona acompañada deberá inventar e improvisar una situación de dolor, malestar, sufrimiento, preocupación, etc., de preferencia centrada en movilidad humana o violencia basada en género (puede usar elementos reales de su propia experiencia, pero se recomienda que buena parte del personaje/situación sea inventada). Tú deberás poner en práctica las técnicas aquí mencionadas según sea el caso. Graba el audio o video de este intercambio y revísalo contrastando lo actuado con las instrucciones aquí indicadas. Practica varias veces con distintas personas para maximizar tus habilidades. El nivel de desarrollo de tus habilidades será proporcional al número de veces que practiques, y al compromiso con el cual se “sumerjan” tu acompañante y tú en el juego de roles.

NOTA FINAL: Para cerrar este apartado, es importante recordar que ninguna verbalización de acompañamiento debe ser utilizada a la ligera, por curiosidad, o para llenar el silencio. Todas las verbalizaciones deben estar dirigidas por un objetivo claro. Si no tienes claro para qué vas a usar un reflejo, para qué vas a hacer una pregunta, o para qué vas a brindar información, siempre es preferible mantener el silencio y permitir que la otra persona viva su proceso.

Aunque la cantidad de malos usos del reflejo, de la pregunta, y de la información son demasiado extensos para cubrirlos todos en este módulo, este acrónimo puede ayudarte a evitar algunos de los errores más comunes.

No AJIS.

Aconsejar:          esta acción implica el paternalismo que mencionamos en el módulo anterior. Se trata de una actitud del tipo “yo sé lo que es mejor para ti más que tú misma”. Por ejemplo: “debes divorciarte de esa persona”.

Juzgar:                 esta acción es una de las más invalidantes de las emociones y acciones de una persona. Implica hacer un juicio de valor o evaluación. Por ejemplo: “te falta valentía”, o “¿por qué lloras tan fácilmente?”

Interpretar:       esta acción revela falta de escucha activa. Con ella, asumimos que sabemos lo que la otra persona está pensando, sintiendo, o queriendo, o creemos que podemos adivinar una situación cuando aún no nos lo ha dicho. Aunque nuestra presunción esté correcta, verbalizarla daña la comunicación. Por ejemplo: “por lo que comentas estás muy enojada hoy (reflejo correcto), ¿tu novio te volvió a maltratar? (interpretación incorrecta)

Sermonear:       se parece mucho a aconsejar. Es una acción paternalista con la que asumimos una postura de superioridad moral. Por ejemplo: “¿Por qué reaccionas de esa manera con tu compañera? Esa forma de reaccionar es infantil e inmadura, tú ya eres una mujer adulta, de seguro ya sabes distinguir entre lo que está bien y lo que está mal”.

SESIÓN 3:

ESTRATEGIAS DE CONTENCIÓN

Debido a la enorme capacidad evocativa que tiene el arte, es posible que, en tus encuentros artísticos con las participantes, las técnicas, metodologías y ejercicios que realices con ellas despierten pensamientos, recuerdos, emociones o sensaciones corporales que les generen un malestar pronunciado. Para las situaciones en las que el malestar emocional o mental se manifiesta en parte a través del cuerpo, con síntomas físicos como tensión muscular, taquicardia, respiración acelerada, sudoración, mareo, náuseas, entre otros, puede resultarte muy útil conocer técnicas de relajación corporal y realizarlas en ese momento.

En una buena cantidad de casos en los que se presenten malestares o dificultades por parte de las participantes con quienes vas a trabajar, las técnicas descritas en el anterior modulo deberían bastar para manejar adecuadamente la situación. Sin embargo, es posible que en ciertos casos la afectación producida por ciertos procesos artísticos y los pensamientos, recuerdos, emociones y sensaciones que se activan sea demasiado pronunciada para resolverla con técnicas de comunicación. Por lo tanto, en este módulo, aprenderás a aplicar dos técnicas de manejo de la tensión corporal, a enseñar esas técnicas y acompañar a las participantes que las necesiten.

En consonancia con lo que aprendiste en el anterior módulo, es importante reiterar que, al enseñar técnicas de relajación, no se busca “liberar” a una persona de su vivencia interna incómoda o dolorosa. En caso de requerir aplicar estas técnicas con una o varias participantes, es recomendable que les sepas explicar que las técnicas de relajación no están diseñadas para eliminar la ansiedad, el miedo o disminuir la intensidad de sus emociones. Ambas técnicas están hechas para ayudar a la participante a dirigir su atención plenamente al cuerpo durante momentos de tensión o malestar corporal, realizar acciones que ayudan al cuerpo a vivir esa experiencia difícil y atravesar ese malestar con consciencia.

  1. Determina junto a la participante el lugar adecuado para llevar a cabo la técnica. Pregunta a la participante si desea realizar el ejercicio de respiración controlada aquí y ahora, o si prefiere buscar otro espacio. Determinen juntas el mejor lugar. En caso de que la participante esté demasiado afectada para responder o escoger, realizar el ejercicio en el lugar en el que se encuentran.
  2. Asume y ayuda a la participante a asumir la postura adecuada. Tú y la persona que va a realizar la técnica contigo deben sentarse confortablemente en sillas con ambos pies sobre la tierra y los brazos a los costados. En caso de que no hubiese sillas en el espacio en el que se encuentran, es posible sentarse en el piso con las piernas cruzadas. Pon una mano en tu barriga, debajo de las costillas, y la otra en tu pecho.
  3. Demuestra la técnica de respiración. Para poder demostrar este paso adecuadamente en el momento que te encuentres frente a una participante, es recomendable que practiques previamente el ejercicio hasta sentir que dominas la respiración. Respira de manera abdominal, de forma que la mano que está en tu barriga suba y baje delicadamente en cada inhalación y exhalación, y la mano que está en tu pecho se mantenga inmóvil o se mueva mínimamente (su movimiento tiene que ser necesariamente menor que el de la mano que está en la barriga). Felicita los intentos adecuados de la participante por realizar la respiración abdominal. Permite que la participante lo intente o lo realice durante un minuto, y luego pídele que respire más lentamente durante la exhalación que la inhalación. Pídele que haga sus exhalaciones tan lentas y largas como pueda, sin forzarse a sí misma. Acompáñala en cada paso y permite que se tome el tiempo que le sea necesario para poder botar el aire más lento.
  4. Añade una palabra que pueda ser usada como mantra. Una vez que observes que la participante pueda manejar la exhalación lenta, pídele que escoja una palabra para decir de manera silenciosa en cada exhalación. Orienta a que la participante escoja una palabra que le conduzca a la relajación. Buenos ejemplos de palabras que pueden ser útiles en estos momentos son “calma” o “paz”. Pide a la participante que busque centrar su atención únicamente en la respiración y esa palabra. En caso de que la participante esté experimentando varios pensamientos, pídele que los visualice como si flotaran y se fueran, y que vuelva a centrar su atención en la respiración y su palabra de relajación.
  5. Permite el tiempo suficiente a la participante para que experimente relajación corporal. Pide a la participante que realice el ejercicio el tiempo que le sea necesario hasta experimentar que su cuerpo se encuentra relajado y que su atención puede permanecer en la respiración y la palabra.

Felicita a la participante y concluye el proceso frente al grupo. Realiza una devolución positiva a la participante por su esfuerzo y su trabajo corporal, y refuerza la importancia de ser consciente de sus procesos físicos, emocionales y mentales. Asimismo, si la participante realizó este proceso frente al resto del grupo, refuerza la importancia de que quien se sienta mal sepa pedir el tiempo necesario para poder estar bien, y la importancia de que el resto del grupo pueda brindar contención, empatía, paciencia y apoyo.

José explica la técnica de respiración controlada  
  1. Determina junto a la participante el lugar adecuado para llevar a cabo la técnica. Pregunta a la participante si desea realizar el ejercicio de relajación muscular aquí y ahora, o si prefiere buscar otro espacio. Determinen juntas el mejor lugar. En caso de que la participante esté demasiado afectada para responder o escoger, realizar el ejercicio en el lugar en el que se encuentran.
  2. Asume y ayuda a la participante a asumir una postura cómoda. De acuerdo con el entorno en el que te encuentras, la postura más cómoda que le puedes ofrecer a la participante irá variando, pero en general se recomienda que la participante se acueste boca arriba con sus brazos a los costados, o se siente en una silla o sillón cómodamente con ambos pies sobre la tierra y los brazos a los costados.
  3. Genera en la participante un ambiente de apertura al ejercicio. Explica a la participante que van a realizar juntas un ejercicio efectivo en reducir la tensión corporal y en inducir mayor relajación, y pídele que haga su mejor esfuerzo por seguir tus instrucciones. Pídele que centre su atención en sus músculos mientras realizan el ejercicio, y que cierre los ojos para hacerlo (en caso de que la participante no desee cerrar los ojos, está bien realizarlo con los ojos abiertos).
  4. Generar tensión muscular y alternar con relajación. Pide a la participante que se imagine que tiene medio limón en cada mano, y que debe exprimir todo el jugo de ese limón. Pídele que apriete sus manos tan fuerte como le sea posible. Permite que la participante tense los músculos de la mano durante 5 a 10 segundos, y luego pídele que relaje por completo sus manos y todo su cuerpo. Permite que se mantenga en relajación durante varios segundos durante 15 a 20 segundos. Nuevamente instrúyele de tensar las manos visualizando medio limón en cada mano. Mientras la participante realiza el ejercicio, pídele prestar mucha atención a sus músculos en los momentos de tensión y en los momentos de relajación. Ayuda a inducir relajación llamando la atención de la participante hacia los aspectos generalmente incómodos o molestos de la tensión muscular pronunciada, y hacia los aspectos placenteros y agradables de la relajación muscular. En caso de que la participante necesite motivación para realizar el ejercicio con convicción, acompáñala con la tensión y relajación. Repite el ejercicio por tres veces en total con las manos.
  5. Realizar la técnica con varios grupos musculares, tres veces cada uno. Una vez que la participante haya realizado el ejercicio completo tres veces con las manos, hazla pasar a otro grupo muscular. Se puede realizar este ejercicio con cualquier grupo de músculos del cuerpo. Se recomienda realizar el ejercicio con por lo menos tres grupos musculares, tres veces cada uno, siempre permitiendo el tiempo suficiente en fase de tensión para que la participante pueda sentir las sensaciones incómodas, y suficiente tiempo en fase de relajación para que la participante pueda sentir las sensaciones agradables. Recuerda traer la atención de la participante a las sensaciones de relajación corporal que ocurren cuando suelta los músculos. Algunos grupos musculares que tienen imágenes vívidas para tensarlos y relajarlos son:
    1. La cara: pedir a la participante que contraiga fuertemente ojos y labios como si alguien le fuera a echar espuma de carnaval en la cara.
    2. El abdomen: pedir a la participante que se imagine que está acostada boca arriba (en caso de estar sentada) y que alguien le pone un objeto muy pesado sobre la barriga, y luego se lo quita.
    3. Brazos y hombros: pedir a la participante que se desperece estirando sus brazos lo más lejos que pueda.
    4. Hombros y cuello: pedir a la participante que se imagine que es una tortuga, y que quiere meter la cabeza en el caparazón. Instruir que levante los hombros hasta las orejas y baje la cabeza.
    5. Mandíbula: pedir a la participante que se imagine morder una melcocha grande, contraer la mandíbula.
    6. Piernas y pies: pedir a la participante que se imagine que quiere hundir sus pies en lodo lo más profundo que pueda. Instruir que estiren las piernas, separen los dedos de los pies y se imaginen empujando hacia adentro en el lodo.
  6. Felicita a la participante y concluye el proceso frente al grupo. Realiza una devolución positiva a la participante por su esfuerzo y su trabajo corporal, y refuerza la importancia de ser consciente de sus procesos físicos, emocionales y mentales. Asimismo, si la participante realizó este proceso frente al resto del grupo, refuerza la importancia de que quien se sienta mal sepa pedir el tiempo necesario para poder estar bien, y la importancia de que el resto del grupo pueda brindar contención, empatía, paciencia y apoyo.

Práctica: Las técnicas aquí descritas suelen funcionar mucho mejor para reducir la tensión corporal conforme una persona las va practicando. Es recomendable invitar a las participantes que se sientan más movilizadas por las sesiones de creación artística o que tengan mayor propensión a la tensión corporal, a la agitación, o a procesos emocionales intensos, que practiquen las técnicas aquí descritas una o varias veces por día en momentos en los que no estén estresadas o con un malestar pronunciado. De esta manera, es más probable que cuando usen la técnica en un momento de dificultad, les sea de mayor ayuda.

Evitar presentar la tensión corporal como un problema o una patología, ni la técnica como una solución. Es muy importante que te mantengas en auto observación y auto regulación (ver Módulo 1) mientras des las instrucciones de estas técnicas para que puedas evitar este error común. Es importante no conceptualizar un malestar físico o emocional de las participantes como “el enemigo” que hay que vencer usando las técnicas de relajación. Recuerda que trabajas con poblaciones en situaciones de vulnerabilidad. Esto implica que estas mujeres posiblemente han tenido que sobrevivir a sucesos o condiciones que naturalmente van a generar estrés, tensión corporal, respuestas emocionales pronunciadas y recuerdos o pensamientos intrusivos. Es importante validar que estas experiencias incómodas o dolorosas son una respuesta esperable y comprensible del cuerpo, de la mente, del corazón (OJO: validar únicamente experiencias dolorosas, no acciones problemáticas que puedan poner en dificultad o riesgo a la participante o quienes le rodean). Por lo tanto, ya que estas respuestas son naturales, con las técnicas de relajación no buscamos “eliminar” ningún malestar, emoción, sensación o pensamiento. Lo que sí buscamos es brindar una herramienta que le ayude a la persona a vivir su emoción, vivir su malestar, atravesar una crisis de ansiedad, con la atención puesta en el cuerpo y realizando actividades que ayudan a vivir estos procesos de forma equilibrada y consciente. Al poner atención a la experiencia adversa y realizar estos ejercicios corporales, es más probable que la participante logre mantener o restablecer el control de sus propias acciones, en lugar de que la crisis le haga actuar de forma impulsiva o contraproducente.

Evitar realizar el ejercicio en un contexto desfavorable para la participante. Siempre que sea posible (por consideraciones de espacios disponibles) darle a la participante la elección sobre hacer su proceso en grupo o en solitario, es importante aceptar su voluntad. Forzar a alguien a salir de la sala (p. ej. “para no estorbar al grupo con llantos, sollozos, gritos o malestar en general y que las demás se puedan concentrar en el proceso”) puede tener un mensaje patologizante que disminuya la apertura de esa participante a compartir sus emociones y sensaciones, e incluso podrían disuadir a otras participantes que ven como es tratada aquella que se siente mal. De la misma manera, forzar a alguien que prefiere hacer las técnicas en solitario a permanecer en público y hacer el ejercicio frente al grupo (p. ej. “para que sienta el apoyo de todas y compartirle nuestra fuerza y nuestro ánimo y ayudarle a sentirse acompañada y segura”) puede cohibir a la persona y dificultarle concentrarse en los pasos a seguir. Esto también puede tener un efecto de disuasión en la participante e incluso con otras participantes a pedir ayuda o compartir contigo como se sienten en verdad. La decisión de realizar este proceso en grupo o acompañada únicamente por el/la tallerista, siempre parte de la decisión de la mujer que necesita este apoyo.

Evitar utilizar estas técnicas cuando el malestar no se está manifestando a través del cuerpo. Existen ciertas experiencias de malestar que no tienen componentes que se puedan beneficiar de practicar estas técnicas. Por ejemplo, una situación de tristeza o de nostalgia pronunciada en la cual la participante llora, pero mientras lo hace, su cuerpo se encuentra en un estado de relativa calma, y la participante no experimenta la sensación de estar desbordada por su tristeza.

Evitar mantener el ejercicio en un paso que a la participante le cuesta. Si una participante experimenta mucha dificultad para respirar en su barriga, dirígela hacia el paso de exhalar más lenta y largamente. De la misma manera, si una participante tiene dificultades para tensar y relajar un grupo de músculos en particular, continúa a otro grupo de músculos. Si ves que tras algunos intentos no lo consigue, no permitas que la participante se enfrasque en un paso que no le está sirviendo.

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Publicado en Contención Psicosocial